miércoles, 22 de abril de 2015

La Pregunta Naukas 2015. César Tomé López




César Tomé López: Licenciado en Ciencias Químicas y Máster en Neurociencia y Biología del comportamiento.


¿Qué avance o descubrimiento de la ciencia moderna ha hecho progresar más a la Humanidad?

La pregunta tiene trampa, aunque no sea evidente. Y, a pesar de ello, existe una respuesta coherente.

En efecto, la pregunta asume que la Humanidad progresa y eso, en principio, habría que definirlo primero y después demostrarlo. Porque, ¿qué es el progreso de la Humanidad? ¿Lo asimilamos al progreso médico, al del conocimiento científico o al tecnológico? ¿Cambia la Humanidad sustancialmente porque la medicina o la tecnología progresen o porque puedan describirse científicamente nuevos fenómenos o mejor los ya conocidos? La especie, en principio, es la misma que era hace quinientos años; de entrada nuestra dotación genética al nacer no se ha visto alterada; si acaso por la exposición de nuestros padres a la radiactividad de las detonaciones nucleares y a distintos agentes tóxicos, algo que, en principio, no es necesariamente bueno. Y nuestras sociedades siguen siendo descriptibles en lo fundamental con los mismos descriptores que emplea un etólogo para describir las del resto de mamíferos sociales. Nos adaptamos a nuestro entorno tecnológico igual que nuestros antecesores lo hicieron al suyo hace cien años, pero no por eso somos ni diferentes, ni mejores.

Fijémonos en este último adjetivo: mejores. El concepto de progreso peca de algo que la ciencia moderna afirma que es inexistente y que Bento Spinoza dejó diáfanamente claro en 1677, aunque siga costando asumirlo: “todas las causas finales son, sencillamente, ficciones humanas”. La idea de progreso tiene precisamente un regusto teleológico y, por tanto, acientífico; asume que debe existir una meta, si bien poco definida (algo así como un estado ideal platónico), al que se tiende; porque ¿cómo si no puedo saber si un cambio es “progreso” o no salvo si me acerca o no a un objetivo?

Curiosamente la mayoría de los humanos no piensa que la humanidad progrese, aunque esto pueda sorprender al lector de estas líneas. Asume que el ser humano es siempre igual y sus sociedades básicamente las mismas una vez se les quitan sus adornos tecnológicos. Y en esto radica la fuerza de las religiones: sus enseñanzas siguen aplicando a pesar de los avances científico-tecnológicos porque el ser humano individual y la humanidad en su conjunto no cambiarían. Algo que es difícil contra-argumentar usando el progreso científico-tecnológico como equivalente a progreso de la Humanidad por lo que decíamos más arriba. Para afirmar que sí ha existido un cambio debes apelar a algo diferente: a la forma de pensar. Y aquí está la clave de la cuestión: los cambios reales se han producido en las “ideas”; si la Humanidad ha cambiado sustancialmente en los últimos siglos lo ha hecho porque sus ideas han cambiado en aspectos fundamentales.

Decíamos al comienzo que la pregunta tiene una respuesta coherente pero paradójica. El descubrimiento de la ciencia que más ha hecho progresar a la Humanidad fue un error de Newton: introdujo en su sistema a Dios como hipótesis. Hipótesis que después se demostraría innecesaria y que abrió las mentes para que en el siglo XVIII alguien acuñara un concepto nuevo, inexistente hasta ese momento, el que la Humanidad (o al menos parte de ella) progresa (hacía un ideal de razón, libertad, igualdad y fraternidad, que es la parte que se suele olvidar), liberada definitivamente de las cosmovisiones religiosas. La ciencia moderna, al igual que la idea de progreso, es consecuencia de esta liberación.

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